En el mundo digital, mostrar opulencia en redes sociales puede acarrear riesgos significativos. Desde desencadenar envidia y resentimiento hasta convertirse en blanco de estafadores, por decir lo menos. La exhibición excesiva de riqueza online conlleva peligros tangibles. Este fenómeno no solo amenaza la privacidad y seguridad, sino que también impacta en la salud mental y las relaciones personales. En este contexto, exploraremos el caso de un influencer que experimentó las consecuencias de presumir su opulencia en línea, destacando los desafíos y peligros asociados con la vida ostentosa en el mundo digital. O al menos, ese es el principal motivo por el que sus seguidores, incluyéndome, creemos que le sucedió el hecho que no ha sido aclarado por las autoridades.
Esta noticia, no es tan importante para muchas personas, y tienen razón. Pero es impactante para mí y otros más. Yo era seguidor hace mucho de una página de Facebook hasta que el administrador me bloqueó. Un joven empresario mexicano fue asesinado. Raúl Robles, hacker conocido como Megabyte, era fundador de la empresa Hacking México, dedicada a la impartición de cursos, consultorías y venta de productos relacionados con la seguridad informática y el hackeo. El Primero de diciembre se encontraba en este negocio, Café 22, en la Colonia Américana, en Guadalajara Jalisco, cuando un hombre encapuchado se acercó a él y le disparó en al menos, 5 veces. Lo asesinó.
¿Por qué lo mataron? Por troll, al menos eso creen las decenas de miles de seguidores que tenía. Era una persona o personaje sumamente molesto. La mayoría de sus publicaciones eran racistas, clasistas, despectivas, intolerantes, prejuiciosas, presuntuosas e irritantes. Poca era la información de su negocio, pero el morbo genera likes y habían miles de fans pubertos que soñaban y alababan las posesiones y dinero de su master.
Lo mismo se burlaba de seguidores como de su competencia, del físico de quién le molestaba, como de su estátus económico. ¿Quién lo habrá hecho? Hay muchos que podrían.
La diferencia del resto de trolls que existen en el infinito internet y Raúl Robles, fue que él mostró su rostro, presumió sus estudios, dinero y lujos, se los restregó a sus seguidores, humilló y se burló personalmente de ellos… y les informó dónde estaría.
Cientos le recomendaron tener humildad, aunque él lo confundió con pobreza. Desgraciadamente en México, muchos de los que tienen estudios y dinero, utilizan esa ventaja para aprovecharse y sentirse por encima de quién no lo tiene, lejos de ayudar, siembran odio.
¿Eso provocó su muerte? ¡No! Fue la intolerancia de las personas. Fue el nulo respeto a la libertad de expresión. Él pudo haber sido el ser más odiado, pero tenía derecho a decir lo que quisiera. Las palabras no matan. A fuerza, nadie leyó los mensajes, ni vio los videos o fotos que publicó, y mucho menos fue obligado a quedarse en esa página irritante.
Mercadotecnia, personaje, realidad, no sabemos qué fue aquello que hizo que ganara popularidad para su empresa, pero también tantos enemigos; uno de ellos no distinguió la realidad del mundo virtual.
En primer plano, las investigaciones y pruebas se dirigen hacia una página de internet, una comunidad en la que los usuarios pueden publicar anónimamente: Hispachan. Un usuario lanzó una amenaza directa, como muchos más lo hicieron en tanto tiempo, avisó que lo mataría, lo más sospechoso fue: avisó que sería en un café cerca de su casa el cual frecuentaba comúnmente Raúl Robles desde un día antes. Horás después amaneció en los periódicos locales el robusto cuerpo inerte dentro del Café 22.
Sin duda marcó para bien y para mal a seguidores y colegas, compartió su conocimiento y su forma de ver la vida. ¿El dinero y status te hace más que los demás? El presumía relojes de oro (y no tenía escolta¿?) y sus cachorritos ahora presumen relojes de liverpool; ahí la llevan, siguiendo los pasos. Será que este lamentable suceso haga recapacitar a los que imitaban su manera de ser. O se creerán tan inteligentes e indestructibles como Raúl, que no supo en qué país vivía, lleno de mexicanos hartos de una clase alta déspota, delincuentes por doquier, una tierra en la que no se protege ni se garantiza la vida de comunicadores, periodistas, luchadores sociales, y mucho menos de trolls en redes sociales.
La sabiduría como el río, entre más silencioso es más profundo.