Recuerdan que siempre he dicho, que los rateros se juntan con rateros, los hipócritas con hipócritas, los pendejos con los pendejos, esa es la compañía que quieren, la amistad que necesitan para no ser juzgados ni criticados.
Adal Mundo Rodriguez es un joven oriundo de Tijuana en Baja California Norte, que hizo una estupidez la cuál han hecho muchos antes que él: Cometió un delito, se filmó, y subió el video a Facebook para que la bola de idiotas que tiene por amigos se divirtieran y dieran like.
Y es que humilló y torturó a una persona.
La víctima es un hombre que vive en la calle, un ser humano vulnerable, su nombre Juan Carlos Rangel Rodriguez, fue agredido y amenazado por varios chamacos nalgas miadas,
lo hincaron y amenazaron con un objeto que asimilaba el cañón de una pistola, lo colocaron en su cabeza, le dijeron que hiciera y pronunciara frases humillantes, y no hubiera pasado de allí, tal vez hasta millones de personas se hubieran reído, pero lo siguiente que hizo es un delito: la tortura.
Ya con la camisa fuera, el torso descubierto, Adal Mundo le apagó el cigarro que fumaba en el pecho.
Ahí fue cuando las redes sociales se volcaron contra él. La noticia estalló cuando el grupo de hackers, Anónymus, hicieron un video en el que exponen al joven delincuente y su fechoría, publicaron su nombre, el de su familia y le advirtieron que tenía 48 horas para buscar al indigente, pedirle una disculpa, grabarlo y subir el video a redes sociales, y después entregarse a las autoridades.
Ya sabemos que las redes sociales son peligrosas. La información privada otorgada a un público emputado, encabronado, deseoso de castigo, puede ser una bomba y hasta terminar en la muerte. El último caso se los publiqué aquí: el del hacker Raúl Robles, alias Megabyte.
Adal Mundo no tardó mucho en entregarse a la Justicia de mano de su mami, resulta que es menor de edad, y esto es parte de lo que dijo:
Su estupidez la llevará por mucho tiempo. No sabemos si realmente es un potencial delincuente sádico, o un chamaco pendejo que quería ser popular con sus valedores.
Lo que más me sorprende, es que no es la primera vez que un delincuente sube evidencia de sus delitos a redes sociales, pobres pendejos creen que sólo lo verán ellos y su puta madre.