El presidente pisó los pisos más brillosos que sus propios zapatos y se dirigió a hablar enfrente de sus invitados, miembros de su equipo, respaldado con un grafiti bien perrón.
Comenzó con uno de los temas que más le importan a todo el mundo: la economía. A pesar del desmadre de la pandemia, ahora se crearon muchos empleos formales en comparación con antes del castigo divino.
Como no hay crecimiento económico, el Peje desestima ese dato y dice que se enfocó más en el desarrollo y presume que la desigualdad ha disminuido. Yo creo que sí, porque antes los chairos eran los únicos criticados, ahora hay más igualdad y también criticamos a los derechairos.
El presidente habló de su estrategia de ahorrar lo más que pueda en cualquier ámbito de la administración pública y cómo eso ha permitido tener estabilidad económica en estos tiempos difíciles.
Dijo que el Tren Maya se terminará el próximo año y se inaugurará en 2023 a pesar de las dificultades. Que el principal objetivo distintivo del gobierno que él encabeza, son los programas sociales para el bienestar, una crítica que siempre se ha hecho a los presidentes, pues suele ser una táctica clientelar donde la población cree que el político en turno le regala el dinero y lo mejor es que siga gobernando para que no le quiten la ayuda económica.
Cuando se tocó el tema de la seguridad y la disminución de los delitos, se dieron las cifras y se comparó con lo que sucedía en sexenios pasados.
Defendió la iniciativa que ha causado críticas sobre que la Guardia Nacional sea dirigida por la SEDENA, pues no quiere que se corrompa como la Policía Federal de Felipe Calderón. Pero no podemos olvidar que el mismo informe que su gobierno reveló sobre Ayotzinapa confirma que la SEDENA estuvo al tanto del trágico hecho y no hizo nada.
Y para terminar su discurso y cuarto informe de gobierno, habló del misticismo que lo hace creer que la Cuarta Transformación saldrá victoriosa.
Hasta aquí la información.