El año 2015 terminó, pero no sólo eso. Han pasado 15 años del tercer milenio. Aunque la humanidad lleva decenas de miles de años, la tecnología ha evolucionado de volón pimpon, más que en ningún otra época de la humanidad.
Por eso.
Hay que hacer remembranza, que nos invada la nostalgía, echemos un vistazo al pasado para compararlo con nuestro presente y, darnos cuenta, que con el paso del tiempo la evolución es imparable. La tecnología se actualiza a diario y eso provoca grandes cambios en el comportamiento del ser humano como los siguientes «5 antes y ahora de la tecnología”.
- En los 80’s 90’s, cuando querías hablar con la chica o el chico que te movía el tapete, declararte a la jovencita o joven que te gustaba, cruzar palabra con esa persona que te traía pensando todo el día en ella, tenías de dos: Enviarle una cartita de amor en la escuela, a puño y letra, y correr el riesgo de ser interceptada por la maestra y que todos en tu casa y escuela se enteren y se burlen; o tomar el valor de los cavernícolas al cazar su primer mamut, descolgar el teléfono de ruedita que tardaba un chingo en marcar, llamar a su casa y atreverte a decirle a su papá que si te pasa a su hija para preguntarle la tarea. Ahora con el whatsapp y el teléfono celular, ya ni si quiera tienes
- Cuando vas a ir a una fiesta, ya sea la boda de la comadre, el cumpleaños del amigo o la reunión de la chamba. Siempre ha sido un pedototote encontrar la puta dirección. Antes llegabas a la fiesta y todos te celebraban: ya llegó el Chicuil !, ahuevo cabron, te costó trabajo llegar? No mames, le pregunté a una señora y me dijo: síguete derecho, llegas a la esquina y dos cuadras a la derecha, ahí vas a ver una tienda de color rosa con rayas negras y en la esquina un señor que vende camotes, y cuando llego a la esquina, el señor de los camotes se cambió de esquina, y pues de puro milagro. Nomás llamen a la ambulancia, que en el camino me asaltaron y me metieron cuchillazo. Ahora le dices, wey mándame tu ubicación y en chinga llegas, y la aplicación te dice cuanto tráfico hay, dónde hay policías, radares y hasta si ya se evaporó el charco. Si el wey se movió del lugar si fue al baño.
Darle vida a las caricaturas, pues antes se hacían los dibujos a mano, movimiento por movimiento. Ahora no.
- Tomar una fotografía, para los dichosos que podían comprar una, era un asunto que tardaba más de lo que tarda el metro en llegar a la estación cuando está lloviendo. Primero, no podías ver inmediatamente lo que habías fotografiado, sino hasta horas o días después. Que si metiste el dedo en la toma, pues ni modo, hasta el próximo intento; que si se acabó la memoria, espera, no había memoria, sino carretes de apenas unas 40 fotografías si bien te iba, además eran caros, grandes y hacían mucho bulto; que si te estás echando al plato a una morra bien sabrosa y quieres inmortalizar el momento, la pusiste a ver hacia el horizonte, quieres ir a revelar las fotos para enseñárselas a tus amigos, y chin… se velaron las fotos. O sea, que si en algún momento algún mínimo de luz acarició el negativo, las imágenes se borraron y adiós mundo cruel. Uno de los puntos positivos de que no se pudiera tomar tantas fotos, era que en ese entonces los weyes y las viejas sabrosas, sí estaban bien chidas, y no cómo ahora que ves la foto de una chava que se ve bien guapa, y ya cuando la conoces en persona, está pal perro, porque la vieja se sacó 200 fotos, y subió en la que se veía completamente otra persona, luego por eso lees en los comentarios de las fotos: «Ay Paty, apoco esa eres tú?, te ves bien guapa», pues claro, subió una en la que no se parece;y también cada que veo a un cabrón o vieja tomándo cien fotos a sus tacos de higado encebollado, maldigo el momento en que la fotografía evolucionó del daguerrotipo al digital.
- En la fiesta sonidera, el antro, el bautizo o boda, mercados y tepito, eran los únicos lugares dónde podías conocer música nueva. No había nada de spotify, itunes, ni google play ni esa madres tan benditas. Si había una canción que escuahabas en la radio o en la tele, pues veías la hora en que la pasaron, la estación y rogabas para que la próxima vez que volviera a tocar, tuvieras el cassete puesto para grabarla. Ahora sólo le preguntas a tu teléfono, Cómo se llama esa canción? Y asunto arreglado, ahí mismo la compras.
- Hasta cuando tenías que hacer tarea en la biblioteca, a chingarte la estructura de las fichas bibliográficas, y empezar a buscar. Un libro, dos libros, tres libros para sacar la información que necesitabas, pero te tardabas más en buscar los chingados libros, a lo que tardas en encontrar la info. No había estas benditas páginas y buscadores que todos conocemos y que nos ahorran un madral de tiempo y también hay que decirlo, genera tantos pinches huevones, que hasta la hueva ha evolucionado: les da pereza teclear lo que necesitan conocer.