Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el General Salvador Cienfuegos había de recordar aquella tarde remota en que su madre veía La Rosa de Guadalupe y pensó, «¿por qué a mí no me ocurre el milagrito?» Y que se le aparece una rosa. ¡Rosa, rosa mesta, pinche fusión entre el Guasón y Freddy Krueger!
El 15 de octubre de 2020, fue detenido por autoridades estadounidenses el orgulloso general con más de 50 años de servicio en el ejército mexicano, Salvador Cienfuegos Cepeda, cuando iba de vacaciones a Estados Unidos. Porque allá es bello y cool, ¿México qué, we? Un mes le duraron las vacaciones y ya viene de regreso.
Histórico lo que sucede en esta Cuatro T de Andrés Manuel. Pues nunca se había detenido en Estados Unidos a una autoridad mexicana de tan alto rango como el general, quien fue secretario de la Defensa Nacional. Y nunca se habían echado para atrás, nunca habían desestimado un caso tan importante como el que tratamos aquí.
Se decía que Joe Biden, al ser cercano a los gobiernos del PAN y el PRI, las acusaciones de crimen organizado contra los encargados de seguridad en México, serían desechadas pues son cómplices. También se dijo que había un pacto entre Andrés Manuel López Obrador y el gobierno de Peña Nieto, en el que los corruptos de salida serían perdonados por el gobierno entrante.
Se sospecha de las acusaciones contra el más alto funcionario en la Defensa Nacional mexicana por estar supuestamente vinculado con un cártel que no es de los más poderosos. Se dice que el ejército presionó al gobierno de México para que se liberara al general en Estados Unidos, pues no es el único general vinculado al crimen organizado. Se podría sospechar que la justicia estadounidense no tenía un caso tan sólido y en vez de mancharse las manos, lo envían con los que tienen fama de corruptos y justicia de juguete. Que el gobierno de México amenazó al estadounidense con terminar cualquier cooperación entre las agencias de seguridad estadounidenses y mexicanas.
Se pueden decir muchas cosas, podemos especular lo que nos venga a la mente, pero los hechos son:
El Gobierno de Estados Unidos investigaba sin dar información al gobierno mexicano.
Se avisó pocos días antes de la detención del general.
El gobierno de México comunicó su descontento al gobierno de Estados Unidos por la nula comunicación y desconfianza.
Se hizo una petición para que la justicia de Estados Unidos desestimara los cargos.
La evidencia y expedientes de este caso se envían a la justicia mexicana para que aquí se lleve el proceso bajo la ley nacional.
Estados Unidos, en varios comunicados, confirmaron la solidez del caso, y por su historial de fracasos, nos dice la estadística que muy pocos casos son desestimados. Algunas razones, como nueva evidencia que quita culpabilidad al imputado, que un testigo clave no testifique, o alguna otra razón.
Este histórico suceso se comunicó en conjunto a través de la Fiscalía de Estados Unidos a cargo de William Barr y la Fiscalía de México a cargo de Gertz Manero, en el que anunciaron en un documento oficial: «Estados Unidos ha determinado que consideraciones importantes y sensibles de política exterior pesan más que el interés del gobierno en continuar el juicio del defendido.»
Esta mañana, la jueza Carol Amon, que llevaba este proceso, aceptó desestimar el caso y dijo: «No tengo ninguna razón para dudar de la determinación del gobierno de que las autoridades fiscales mexicanas desean sinceramente continuar con una investigación y un posible procesamiento de este acusado.»
México alega la soberanía nacional para hacer esta petición.
Salvador Cienfuegos Cepeda queda libre y sin cargos en Estados Unidos, cuentas libres, puede reincorporarse a la Defensa Nacional y volver a Estados Unidos para retomar las vacaciones. Pero antes, la Fiscalía General de la República decidirá, con base en las pruebas compartidas por Estados Unidos, si la investigación, proceso y juicio seguirán o será un ciudadano mexicano libre de culpa.
-Yo de lengua me echo un taco. -Tacolgando el que traigo para ti, Chicarcas, pero tienes razón, we, los hechos valen más que las palabras.
No lo digo yo, lo dicen reportajes, miembros del crimen organizado, libros, la misma historia. La institución más respetada de México, el ejército mexicano, tiene señalamientos de coludirse en actos criminales. Y ahora, en este gobierno más que en otros, el ejército es parte fundamental, un pilar importante en la vida diaria de México.
Con el país sumido en la violencia creciente, en el que comenzamos con hombres y mujeres descuartizados y ahora vemos niños despedazados, ¿a dónde vamos a llegar? Si los máximos encargados de la seguridad nacional tienen acusaciones por todas partes de ser miembros del crimen organizado y cuando creemos que los intocables por fin serán juzgados, una maniobra nunca antes vista, ni utilizada en otros presuntos delincuentes mexicanos, logra eliminar las acusaciones y hacernos sentir que la esperanza por un México justo y próspero está muy lejos de llegar.
Pero la esperanza ahí está. Sin duda, México no es el mismo que hace 50 años. La evolución es imparable y quien tiene la opción de cambiar y sentar un precedente es el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien siempre ha gritado a los cuatro vientos que no es lo mismo que otros gobiernos y quiere una transformación histórica de México.
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