Hoy vamos a hablar sobre el agua, pero no en la que le gusta estar a Felipe Calderón o en la que le encanta nadar al Pejelagarto, sino del exceso que tiene ahora en desdicha a Hermosillo. -¡Yo qué, güey! Yo no soy desdichado, aunque sí hermoso!
Mujeres de México, cuando estén embarazadas, por amor de Dios, por lo que más quieran, por los clavos de la cruz, no se droguen y tomen ácido fólico para que no les salga su hijo como el Chicarcas o como yo.
En Hermosillo y otros municipios de Sonora han sido afectados por las lluvias torrenciales que han hecho que se desborden ríos y arroyos, inundando calles y casas, y poniendo en peligro a la población.
Y hablando de peligro, no sé por qué, pero principalmente o únicamente los hombres tenemos ese fallo en la matrix que nos hace creer que tenemos siete vidas. Yo creo que por tanto jugar videojuegos se nos atrofió el cerebro y creemos que ante una situación peligrosa, le puedes poner otra moneda para que la vida te dé créditos extra por si la cagas volver a pasar la misión.
Si ves un tren en marcha que se atraviesa en tu camino, dices «a huevo, yo le gano» y pisas el acelerador; si ves una corriente de agua potente, dices «a huevo, sí le gano» y pisas el acelerador; ves un culote y dices, «a huevo, sí quepo» y pisas el acelerador. Resultado: fracaso absoluto y tu vida en riesgo. -Yo veo a tu mamá, güey, y me gustaría ponerla en riesgo.-
Eso mismo pasó con un sujeto que ingresó al Río Sonora con su vehículo creyendo que su carcacha era anfibia, y se quedó atorado, por lo que tuvieron que rescatarlo por protección civil de ese municipio. Por esto, las autoridades advirtieron a la población que no se sientan bien vergas y quieran retar a la naturaleza porque luego el que paga las consecuencias son los pobres mortales que prefieren un minuto de silencio a llegar un minuto tarde.
En Guaymas y Empalme se abrieron refugios para que los que necesiten huir de la inundación vayan a ponerse calientitos. Yo aprovecharía los refugios para ligarme a mis vecinas. Ahí, aunque quieran, ya no tienen a dónde ir, ya no hay esos pretextos de que se tienen que ir a su casa, y con el peligro inminente y mis clases de natación, yo podría ser su guardián de la bahía.
Lástima que aquí en Iztapalapa nos hace falta agua igual que en Monterrey. Hasta aquí la información.
Cantan canción para encontrar al padre de niño perdido
Esta historia está chida, una noticia con buen sabor de boca. Pasó en Argentina, che, no sea pelotudo y ponga atención, porque esto pasó con un pendejo que se perdió. Y si digo pendejo, me refiero a un pequeño, como se le dice en Argentina, no a un pendejo como yo que sí me perdí, pero a los 20 años cuando quise ir para Guadalajara y terminé en Aguascalientes por agarrar un camión equivocado. Por eso vivo con el miedo de que en algún momento de mi culera vida, tome un avión para Estados Unidos y termine hasta la Chinada.
La noticia sucede cuando un niño, justo el día del niño en Argentina, 21 de agosto, comenzó a llorar a moco tendido porque había extraviado a su padre. Entonces, una banda de música que tocaba para los comensales de la plaza, junto con un hombre que lo alza sobre sus hombros, empezaron a cantar para llamar la atención del padre, quien seguramente ya lo estaba buscando. (Video)
-Cuando perdí a mis papás, a mí también me cantaron: lero lero culero, ya no tienes jefes y te dejaron en cueros!-
Esto pasó en San Telmo, Buenos Aires, en Argentina, cuando el niño llamado Juan Cruz se alejó de sus familiares que paseaban por la ciudad porteña. Ya ven cómo somos de niños, que apenas te sueltan la mano y ya quieres causarle un infarto a tu madre, corriendo lejos y escondiéndote para que te encuentren. Bueno, a ti no Chicarcas, ya sabemos que tus padres nunca tuvieron que ser padres. Pues cuando el chamaco ya andaba llorando, lo levantó un hombre y empezó a llamar a Eduardo, el padre del menor. Como eso no resultó, se sumó a la ayuda la banda musical que se encontraba ahí e improvisaron una canción: (video)
También el público presente se sumó y, además de corear, empezaron a aplaudir para llamar la atención del padre, que entre la multitud empezó a abrirse paso, apenado, sonriendo. Llegó con su chiquito y se lo pasó a quien lo tenía cargado en hombros para que se fundieran en un abrazo y una sonrisa de alivio.
Y así termina esta noticia, que pasó en Argentina, donde los protagonistas son un pelotudo que perdió a su pendejo y la chusma que ayudó a que esta historia tuviera un final feliz.

