Frente a tu computadora, cierra tus ojos e Imagina que hay en este momento seres humanos viviendo en algún lugar del planeta como si fuera la prehistoria, y no saben que hemos llegado a la luna, que utilizamos electricidad, ningún tipo de avance. Inconcebible verdad.
Ahora imagina que en tus vacaciones en vez de ir a casa de tus abuelitos o tíos, te lanzas en busca de adrenalina, te animas a explorar caminos vírgenes, veredas que se adentran en la espesura de bosques y selvas. Siempre con el temor de encontrar alguna víbora que con su mordedura te envíe al paraíso, a falta de la amplia señal en territorio Telcel. Estando incomunicado, el mínimo accidente puede traducirse en desgracia.
Algunos turistas se han enfrentado a peores situaciones que un animal salvaje, se han encontrado al animal más peligroso y violento del mundo: el ser humano; y no me refiero a los extranjeros que en México han tenido encuentros con sicarios de los cárteles de la droga, sino a tribus desconocidas, comunidades de han permanecido ocultas durante miles de años de evolución. Humanos que no saben qué mundo existe fuera de sus territorios vírgenes.
Así es de gigantesco nuestro planeta, que aún cuando existe tecnología satelital como google earth, hay lugares tan apartados de lo que nosotros llamamos civilización, que el tiempo no ha transformado su entorno, ni su comportamiento, pues algunos atacan a quién entra a su territorio, hostiles, asesinan y se comen a los turistas forasteros.
- Mattew Lovane y Michelle Clemens, en sus vacaciones se adentraron a las inexploradas selvas de Papúa Nueva Guinea, después de un tiempo caminando, fueron interceptados por hombres desnudos, vistiendo taparrabos, con plumas, lanzas, machetes, y aunque declara Mattew que al principio pensó que era un asalto, cuando los golpearon, les arrancaron sus pertenencias, les taparon los ojos, sometieron y llevaron a un lugar recóndito, supo que se trataba de algo más temible.
En este punto sabrás que pudieron escapar, pues así fue como pudieron mostrar al mundo, los cortes profundos que habían sufrido, los golpes, y aunque dicen que se comunicaban con gruñidos, alcanzaron a apreciar dos frases: “los vamos a matar” y “los vamos a comer”.
Escaparon a la primera oportunidad que tuvieron, fueron perseguidos por perros salvajes, se los querían comer, pero lograron llegar a una aldea y fueron rescatados.
Uno de los misterios aún sin resolver en estas selvas data de 1961, cuando el hijo menor del ex vicepresidente de EE.UU. Nelson Rockefeller, Michael, desapareció y se creyó que fue devorado por caníbales. Tenía 23 añoS y había viajado a retratar a las tribus locales.
Una veintena de caníbales de Papúa Nueva Guinea podrían ser condenados a pena de muerte por haberse comido a siete ‘brujos’, a quienes culparon por exigir sexo o exorbitantes sumas de dinero a cambio de sus ‘servicios’.
El canibalismo, una práctica tan temida por el mismo hombre, pues lo pone al nivel de presa y también de cazador, desde siempre la han ejercido la civilizaciones de la humanidad, por lo general como resultado de batallas. Aún en la actualidad y en varios países, se ha sabido de delincuentes, tribus, aldeas que siguen comiéndose a los de su misma especie.
- Los habitantes de la isla Sentinel del Norte viven casi en la edad de piedra, son una tribu tan desconocida y aislada, que nadie sabe exactamente cuantas personas viven allí, ni que lengua hablan, ni como se llaman así mismos. Aunque creen que son descendientes de los primeros hombres que migraron de África hacia el mundo. La isla se encuentra en el Océano Índico, oficialmente está bajo jurisdicción de la India, pero el gobierno ha decidido no entrar en conflicto con los indígenas que viven allí desde hace más 60 mil años y, se han limitado a prohibir que nadie puede acercarse a menos de 5 kilómetros de la isla, para evitar algún incidente entre turistas y autóctonas del lugar, pues historias de la agresividad con la que reciben a forasteros, datan desde época de Marco Polo y dicen «Si un extranjero llega a su tierra inmediatamente lo matan y acto seguido se lo comen”. Algunas veces han intentado acercarse para recabar más información, y siempre son corridos a punta de flechas y lanzas, como cuando un helicóptero del gobierno volaba sobre la isla para averiguar si habían sobrevivido al tsunami de indonesia 2004 y con asombro vieron a hombres en la playa atacándolos para ahuyentarlos. El helicóptero y sus tripulantes pudieron huir volando; algo que no pudieron hacer dos pescadores ilegales, quienes se atoraron en las playas de la Isla Sentinel en 2006, fueron atacados y asesinados por los indígenas. Su barco desmantelado, sirvió para fabricar más armas y utensilios.
La curiosidad mató al gato, reza el refrán popular. ¿Y quién es más curioso que el ser humano? Gracias a esa peculiaridad, potenciada en el ser humano, es que se han hecho grandes descubrimientos, pero también ha cobrado bastantes vidas.
- Como la del turista Stefan Ramin, que impulsado por el espíritu explorador y el libro «Taipi, un edén caníbal” delcélebre escritor Herman Melville, autor también de Moby-Dick, viajó hasta La Polinesia Francesa, a Nuku Hiva, la pequeña isla del archipiélago de las Marquesas, que junto con su novia, pasaría de ser un paraíso a una pesadilla y la tumba para uno de estos alemanes.
Cansados de una vida llena de estrés en la caótica y vieja Europa, decidieron viajar por varios meses al paraíso. Después de unas semanas de estadía, Stefan Ramin contrató a un guía de turistas de nombre Henri Haití y emprendió el viaje sin su pareja Heike Dorsch,pues ella esperaría a su regreso. Se adentraría, según el guía local, en una cacería de cabras salvajes en la región montañosa de la isla, una tradición ancestral. Pasaron los días, y el guía Henri se presento ante la novia, para informarle que habían tenido un accidente, que ya había avisado a las autoridades y que él la podría llevar al lugar dónde su amado se encontraba. Ella lo siguió directo a una trampa. Antes de adentrarse en el bosque, el guía atacó a la mujer, la amarró a un árbol, la golpeó y la violó, para después desaparecer dejándola sola y atada, a merced de los caníbales del lugar. Heike logró escapar y dar aviso a las autoridades.
Hasta el ejercito se involucró en la búsqueda del turista alemán. El terrible hallazgo macabro dejó anonadada a la prensa internacional: Huesos quemados, maraña de cabellos rubios, ropas desgarradas y carne aún pegada al esqueleto, dieron señal de lo que el gobierno negaba rotundamente: Las prácticas caníbales no se habían eliminado de la dieta de los aborígenes.
Los restos humanos fueron enviados a análisis; el supuesto guía de turistas nunca apareció y nadie sabe quién se comió al rubio teutón.
En tanto tiempo, siguen viendo la luz nuevos descubrimientos, que me hacen reflexionar el basto mundo en el que nos encontramos. ¿Qué más sorpresas nos depara el futuro? ¿Qué lugares en este planeta continúan tan aislados, o bien protegidos, que quien osa descubrirlos termina asesinado o en la cazuela de un caníbal?
En el año 2011, el mundo se volvía loco: Survival Internacional, una organización que se dedica a defender a los indígenas del mundo, habían tomado fotografías a una tribu en la selva del Amazonas, que nadie conocía, era tanta la extrañeza de aquella tribu indígena, que al ver el helicóptero, comenzaron a apuntar y lanzar sus letales flechas.
Como consecuencia de la deforestación, tala ilegal e incursiones petroleras, los Mashco Piro, como ahora se les conoce, han tenido cada vez más contacto con la población peruana, en el que desgraciadamente, la mayoría son encuentros hostiles, pues según han tenido que buscar nuevas tierras que habitar. Son una tribu nómada, que se mueve a lo largo y ancho del territorio que ocupan. En temporada de lluvia, se adentrán al corazón de la selva, para resguardarse; pero en época árida, instalan campamentos de pesca, a la orilla de los ríos.
Es cierto, algunas de estas comunidades son peligrosas, pues su pasado les hace reaccionar así frente a desconocidos, atacando, temiendo que les arrebaten sus tierras, hieran a sus familias, enfermen a sus comunidades, como ya ha pasado. Ellos tienen lanzas y flechas para atacarnos, nosotros una sed incontrolable de recursos naturales y enfermedades respiratorias para liquidarlos.